Hoy al llegar a la oficina estaban charlando en la cocina y me he unido a ellas y entonces ha llegado la pregunta que me han hecho ya alguna otra vez:

– ¿Y tú? ¿No quieres tener hijos?

– Sí, sí quiero tenerlos

– ¿Y a qué estás esperando?

– Hoy mismo hablo con Erik y se lo digo, ¿te parece? – he respondido bromeando.

Pero lo que en realidad quería hacer era decirles la verdad. Que lo estoy intentando, que llevo tiempo intentándolo. Que estoy en un proceso de In Vitro. Que me estoy pinchando cada noche desde hace unos días. Que ayer ya no era una jeringuilla sino dos. Lo que quería hacer es decirles que no quiero hablar de ello, que no quiero que me pregunten.

Hoy noto que estoy más sensible, tengo ganas de llorar y de gritar que me dejen. No sé si es parte por las hormonas o porque al final, quiera o no, intente ocultarlo o no, este tema me afecta. En el día a día intento que no me afecte, pero al final es algo que me remueve.

Sé que está normalizado hacer la preguntita. Y dudo que en algún momento esto vaya a cambiar, porque es algo natural. Naces, creces, la gente te pregunta cuándo te vas a reproducir… Es básico en nuestra naturaleza al parecer.

No soy una radical de no hacer la preguntita. Entiendo la curiosidad, entiendo que se haga. De hecho creo que lo que debería cambiar no es no hacer la pregunta, sino naturalizar el hecho de querer ser madres, naturalizar el hecho de hablar de ello. Que tranquilamente pudiese responder: pues llevo más de un año intentándolo y estoy en un proceso de In Vitro. Y que no hubiese un aluvión de consejos no solicitados, caras de pena, comentarios de mierda y miedos laborales.

En mi opinión lo que debería cambiar es cómo tratamos el tema en general. Que pudiese hablar de ello. Que a lo mejor otra persona me compartiese una historia similar. Sin el tóxico «todo irá bien y vivimos en un mundo de fantasía» por favor. Pero que se pudiera hablar de ello como un tema más. Que si alguien me preguntara y respondiera «no quiero hablar de ello» no hubiese ofendiditis, simplemente aceptación.

¿Existirá algún día el momento en el que se naturalice?