¿Me quiero complicar la vida? No

Nov 29, 2023 | Blog emociones, Emociones | 0 Comentarios

Hay una frase que para mí tomó mucha importancia a la hora de priorizarme: elige tus batallas.

Hay momentos en los que hacer ciertas cosas, aunque consideres que sería lo mejor o lo más justo, no vale la pena el esfuerzo o la energía que requiere.

Un ejemplo de ello es cuando discutimos con una persona. Hay un punto en el que me pregunto, ¿vale la pena? No solo la discusión sino la relación que pueda tener con esa persona. Si me consume mucha energía, ¿me vale la pena llegar a solucionar ese conflicto? La mayoría de veces, me gusta mantener las relaciones y sí me vale la pena. Pero hay un porcentaje que la respuesta es: no. Hay momentos en los que la energía que puede consumir es mayor que los beneficios que genera la relación.

Una situación real

Os cuento una situación real que me ocurrió hace muchos años, cuando todavía era una novata y luchaba hasta el infinito mantener las relaciones.

Yo vivía en Barcelona y cuando venía a Mallorca, avisaba a mis amistades para que nos viéramos. Una persona que había considerado durante años mi mejor amiga y a la que por supuesto me apetecía ver, me resultaba complicado verla. Yo venía normalmente una semana y avisaba con varias semanas de antelación. La tercera vez que vine y que no pude coincidir con ella, ya me empezó a doler. Y en esa tercera vez ni siquiera contestó a mi mensaje semanas antes. Así que me encontré estando ya en Mallorca y con un mensaje suyo sin responder. Reaccioné.

Le envié un mensaje que todavía hoy recuerdo: «Cuenta la leyenda que la gente responde». Se enfadó.

No entendía nada. ¿Cómo podía enfadarse? Yo llevaba meses avisándola con semanas de antelación para verla y ella ni siquiera me respondía. Así que nos peleamos. Nos enfadamos la una con la otra y dejamos de hablar.

La siguiente vez que volví a la isla me di cuenta que me faltaban unos libros y le escribí para que me los devolviera. Sencillo, simple. Quería mis libros, nada más.

Nos encontramos a medio camino entre su casa y la mía, recogí los libros y me di la vuelta mientras habría la boca. Yo ya había tomado una decisión: no, no me valía la pena mantener esa relación.

No me valía la pena gastar energía en una relación que la otra persona despreciaba, no me iba a seguir sintiendo un «nada» para ella. Lo curioso fue, que hablando con una prima me dijo «Eva, vosotras hace mucho que ya no eráis amigas y no te habías dado cuenta». Y tenía razón.

Esa creo que fue de las primeras veces que me prioricé a mí sobre una relación. Que me permití abrir los ojos.

También en lo pequeño

Es algo que también aplico a pequeña escala. Y os explico otra situación mucho más cercana.

Hace poco se estropeó una cafetera que teníamos en la oficina y que había traído una compañera. La empresa compró una cafetera, así que le tema del café estaba solucionado.

Sin embargo, mi padre sabe arreglar este tipo de cosas y seguramente es solo una goma o algo pequeñito que tiene una solución rápida. Podría perfectamente preguntarle a la compañera si me podía llevar la cafetera y pedirle a mi padre si la podría mirar.

Que dirás, bueno Eva, no es para tanto. Y es cierto, no lo es. Pero ahora mismo, con la energía que tengo en este momento (que reconozco que estoy escribiendo sin encontrarme muy bien…), me priorizo a mí.

La ventaja sería tener una segunda cafetera, que yo tampoco utilizo o que la compañera se la llevara, aunque tampoco la usaba (por eso la trajo). Pero supone llevármela yendo en tren, tener que ir a casa de mi padre, explicarle lo que le pasa, que mi padre quiera o no quiera. Si no quiere volver a traerla y explicarlo aquí. Si quiere volver a traerla y tenerla arreglada. Y entonces explicar en la empresa que tenemos dos cafeteras porque la otra tenía arreglo, cuando ya han comprado una…

Vamos, que sí, que supone energía.

Conclusión, que tanto si es para grandes o pequeñas acciones, siéntete orgullosa de priorizarte. Claro que a veces parece más fácil priorizar a los demás, priorizar las relaciones, priorizar quedar bien. Pero entonces, ¿realmente cómo te quedas tú? ¿Sientes que has sido honesta contigo misma? ¿Sientes que tienes más o menos energía? Y puede que entonces haya gente que mencione el egoísmo… pero eso da para otro post.

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