¡Qué asco!

No se me ocurre mejor forma de poder expresarlo.

Los malditos ovulitos de progesterona. Es que me cuesta incluso escribir sobre ellos porque me viene el olor. Que sí, que sé que es un momento donde estoy más sensible a los olores, pero es algo que se me ha llegado a meter en el cerebro y lo paseo cada vez que me viene a la mente.

Dos veces al día, cada doce horas, ponerse un óvulo vaginal. Que pensarás: «bueno, no es para tanto». Y en realidad, seguramente, no lo sea. Pero para mí se convirtió en una pequeña tortura. Llegué a desear poder pincharme. Si existiera la alternativa pinchada, lo hubiese hecho sin pensarlo. Yo, que no soporto las agujas…

Pues se trata de unos óvulos que te los pones y están hechos de algún tipo de grasa que contiene lo que en realidad te tiene que entrar. Pues toda esa grasa acaba dejando un rastro blanco asqueroso. Notas como va saliendo y luego hay por todo. Y como además es grasa, pues traspasa absolutamente todo.

Claro, yo toda feliz no se me había ocurrido utilizar un salvaslip o una compresa. Luego ya me empecé a poner. Pero sigue siendo igual de asqueroso y según cómo te muevas, acababa manchada igual.

Llegaba un momento donde veía el reloj y cuando faltaba una hora para ponérmelo ya me empezaba a dar todo asco. Como uno de ellos era por la noche y ya estaba en casa, procuraba sentarme y no moverme durante un rato después de ponérmelo para no hacer un empaste.

Pero ese olor… Que no es que huela fatal, es simplemente esa conexión que hice entre esa sensación y el olor. Tanto es así, que ahora tampoco estoy usando uno de los jabones, porque al lavarme las manos justo después, también he relacionado el jabón con el olor. Un verdadero asco. De hecho me he comprado un jabón sin olor porque me estaba agobiando.

Espero y deseo que no me tenga que volver a poner los ovulitos estos jamás. Ahora en principio ya no me los tengo que seguir poniendo, pero según salga la última analítica que me he hecho, podría cambiar la situación. Si fuera así, preguntaré por alternativas. Porque no me veo capaz de seguir con los asquerositos esos.